miércoles, 12 de septiembre de 2012

Historia Real: Mi Madrina Cely

Hola mi nombre es Leonardo, esta historia que les voy a contar me sucedió hace 2 años aproximadamente. Tengo 23 años y una bellísima madrina de 40 años de sensual aspecto, cariñosa y muy linda. Ella se llama Celeny de cariño le decimos Cely, es la unica hermana de mi madre. Les cuento que nunca la había contemplado a mi madrina como mujer, fuera de comprender tanto la realidad de su belleza, como que somos consanguíneos. Mi madrina es maestra de primaria de una escuela, y es muy querida por todos, pues tiene un caracter sumamente especial. Bueno un dia volviendo de la Universidad por la tarde, la encontré llorando junto a mi madre en mi casa, pese a que trataron de disimularlo, yo me habia dado cuenta de la situación, y le dije a mi madre que era lo que pasaba para poder apoyarlas, al fin y al cabo era mi madrina, mi madrina estre sollozos me comenzó a contar que un profesor, al cual yo no conocía, trataba infructuosamente de seducirla, alentado por algunas actitudes de ella, pero que no había querido proseguir por darse cuenta que no lo amaba. pero resulta que el tipo era un pesado y la estaba comprometiendo ante los ojos de sus colegas, y nos confesó que le había dicho que tenía ella ya una pareja, y que ese fin de semana iría con él a Mancora, y el tipo no le creyó, y ella, imprudentemente, le dijo a cual hotel iría y que si gusta que valla y lo compruebe ; pero para su mala suerte el muy desgraciado le dijo que él ira a ese hotel ese fin de semana a buscarla y de ser cierto la dejaría tranquila o sino jamás la dejará en paz, y ahora mi madrina no sabía cómo salir del tremendo lío.

Entonces mi madre le dijo que se fuera con alguna persona de confianza y se hiciera pasar por su pareja, pero ¿en quien confiar para hacer tremendo teatro? Mi madre en tono de tengo la solución le dijo que me llevara a mí. Nos miramos y reímos, y ante la mirada de mi madre pidiendome que acepte y la situación de mi madrina, le dije que puede contar conmigo y entonces la cosa se convirtió en algo serio y fue cuidadosamente planificado entre los tres para que todo salga bien.

El jueves por la noche nos fuimos al terminal ya que estariamos viernes y sabado, retornando el domingo a primera hora, yo irradiaba felicidad pues iba a conocer Mancora una playa muy linda de mi Pais en cambio mi madrina estaba preocupada confirmando la reservación del hotel y viendo todo lo referente a nuestro viaje. subimos al bus y luego de conversar un poco de cosas sin importancia nos dormimos pues el viaje era un poco largo. Aproximadamente a las 2 de la madrugada mi madrina se despierta y me dice Leo dame un permiso que deseo ir al baño. a lo cual accedi sin reprochar pues me moria de sueño, mi madrina regresa rapidamente y me comentó que la puerta del baño tenia mal el seguro y que por favor la acompañe y cuide mientras ella estaba dentro. A lo cual accedi de mala gana, el bus iba a oscuras por lo cual tropece con unas cosas y casi caigo, generando esto unas carcajadas en ambos.

Llegamos al baño y efectivamente estaba mal el seguro, mi madrina me pidió que no descuide la puerta, a lo cual accedi y cerré apoyando mi espalda sobre la puerta, el movimiento del bus no me permitia tener estabilidad en la posición en la que estaba por lo que tuve que voltear y apoyar la puerta con mis manos, ese movimiento permitió que salga una luz del interior, generandome una angustia en el corazón sabiendo que tenia la posibilidad de poder observar lo que pasaba dentro, no me pude resistir y disimuladamente deje abrir un poco la puerta como si fuese por el movimiento, les juro que estaba super nervioso pero prosegui, y valla con lo que me encontraría, estaba mi madrina sentada en el inodoro semi desnuda con el pantalón jean debajo, tenia unas piernas lindisimas y la silueta bien formadas de sus nalgas me pusieron a mil, por lo que cerre la puerta ya que mi nerviosismo aumento a mil, abri nuevamente la puerta ligeramente y ella ya se encontraba de pie secándose sus partes intimas, no saben lo hermoso y bello que tenia depilado su vagina, le habia hecho un tipo de depilación brasileña que le quedaba espectacular, jamas pensé que mi madrina se cuidara tanto en temas de belleza pues siempre estaba sola. cerré la puerta y me puse de espaldas esperando que termine sin poder olvidar lo que acaba de ver, intentó abrir la puerta a lo cual presione a fin de que vea que estaba bien segura, luego le dije que entraría pues el frio que hacia me habia dado ganas de orinar, pero en si lo que tenia era ganas de masturbarme pues no se me quitaba la excitación por el espectáculo gratuito que habia visto.

Luego de haberme dado una riquisima paja recordando lo sucedido, me sente en mi asiento con la sensación de que tenia a mi costado a una riquisima mujer y que pasaría un fin de semana con ella, con mi mano temblorosa le acaricie su rostro dandose ella cuenta del detalle y sonriendo se me acercó y me dio un beso en la mejilla dandome las gracias por el apoyo que le estoy dando, ese gesto me alivio pues me di cuenta que no se habia dado cuenta de lo sucedido anteriormente que me quede profundamente dormido.

Llegamos a Mancora tomamos un taxi y nos dirigimos al Hotel, En recepción ella dio su nombre, callando el mío, y sospecho que pensaron en la administración que la hermosa señora se llevaba consigo a un amante. No saben como latia mi corazon cuando solicitó la habitación con una sola cama de matrimonio, caminamos por el pasillo y llegamos a la habitación, nos pusimos a acomodar la ropa, yo seguia nervioso y con una extraña sensación algo me decia que todo esto era una locura.

Esa misma mañana decidimos ir a la playa a fin de aprovechar al maximo ese fin de semana pues a pesar de la situación estabamos en Mancora y no podiamos perder dicha oportunidad; Mi madrina paso al baño a cambiarse rapidamente, pidiendome que yo haga lo mismo, Valla sorpresa la mia cuando ella salió con una bikini despampanante, mi corazón latia a mil les juro que no pude desprender mi mirada de sus senos, se veian firmes y duros para su edad, querían escaparse del pequeño bikini; baje lentamente mi mirada y contemplé el hermoso triángulo de su bajo vientre, apenas cubierto por la malla, y valla que me excite, mi pene se puso tieso, y se notaba perfectamente el bulto debajo de mi short.

Ella me miró, se ruborizó y sonriendo me dijo ¿que pasa? no vas a decir nada, dime si no estoy linda y dió un giro que no pude ni siquiera mencionar palabra alguna, riendo me dijo que bote los nervios y que me comportará como su novio para que la gente no sospeche nada; me tomó de la mano, y fuimos a la playa, llegando allá no saben lo lindo que era el lugar, yo me quede fascinado, a tal punto que lo unico que queria era meterme al mar, le dije a mi madrina para bañarme a lo cual ella me dijo que iriamos los dos que no olvide que somos novios, entonces corrimos como dos chicos riendo hacia el agua; durante un rato, jugueteamos hasta que de pronto, cansando yo me senté en el fondo de la arena, cubierto apenas hasta el pecho por el agua, y ella instintivamente, vino hacia mi y se sentó dandome la espalda y me pidió que la abraze,  nos quedamos quietos en esa erótica situación por un buen rato, creo que ella no se daba cuenta de lo que sucedía, pero en cambio yo no aguantaba eso, mi pene se endureció nuevamente y sin poderlo evitar, se lo apoyé a lo largo de su hermoso trasero, y me apreté a ella; mi madrina no decía nada pensando tal vez que me apoyaba en ella por el temor al rebote de las olas, hasta que volteó y mirándome dijo:

-¿Cómo que estamos haciendo bien el papel de novios no? se volteó nuevamente y sonrió.
-¿Creo que deberiamos ensayar el beso no te parece? a lo que conteste en tono de sorpresa:
Ahora madrina??... Claro, además ante todos somos novios y deja de decirme madrina... y se dió media vuelta.

Me abrazo poniendo sus brazos sobre mis hombros y diciendome que lo haga bien que no habria repetición hasta el dia que aparezca ese desgraciado, me ofreció sus labios, y creí desmayarme del susto; al comienzo fue un beso suave, timido pero poco a poco el temor se convertia en pasión, y mi mente olvido que aquella hermosa mujer que tenia a mi lado era mi madrina y la abraze y comence a besarla intensamente, ella por ratos abria los ojos como de admiración y luego los cerraba y continuaba besandome, cuando de pronto ella separó los labios, y mi lengua entró en su ardorosa y delicada boca, los besos se hicieron cada vez mas ardientes y sexuales. ella acariciaba mi pelo, luego bajaba sus manos hasta mi cintura y me apretaba hacia ella , esos movimientos me impulsaron a subir mis manos que estaban en su cintura, y comence a acariciarle su espalda lentamente; suspiró, y aceptó la caricia. Les juro que perdí la noción del tiempo, de la gente que estaba bañándose, de que la mujer que tenía apretada era la hermana de mi madre, que todo eso era una locura, y mi lengua entraba y salía de su boca, nos intercambiábamos la saliva como si fuese una droga de amor, y mis manos seguian acariciando su cuerpo cada vez con mas intensidad, mis manos bajaron lentamente hasta situarse en su nalgas,  meti una de mis manos muy lentamente por la parte posterior de su bikini, senti la suavidad de sus nalgas y las acaricie suavemente y tome con la otra su cintura y la aprete con tanta fuerza contra mi, que esto generó que ambos reaccionemos y nos apartaramos.

Salimos del agua en silencio, ella tímidamente se colgó de mi brazo y nos dirigimos al hotel sin comentar lo sucedido, ya en la habitación hubo un corto silencio y luego ella me dijo cariñosa y tierna a fin de cortar el hielo:

-.Escucha Leito... esto que sucedió en el mar, salio mejor de lo que suponía, quiero que sepas no me arrepiento y no quiero que te sientas mal, se que se nos escapo la situación de las manos, se que nuestros besos y caricias no fueron al final tan falsos que digamos... -se sonrió al decirlo: -pero lo importante aqui es que salió bien y debemos repetirlo mañana cuando venga ese desgraciado y nos sorprenda...asi que no te preocupes más y ven dame un abrazo ahijado.

En realidad yo si estaba preocupado ya que la farsa había sido armada así: el conserje lo haría pasar cuando llegara el dia Sabado, pero nos avisaría por teléfono de su arribo, y yo estaría con mi madrina acostados en posición inequívoca como si nos estuviésemos amando, y permitir que nos viese. y si no me pude contener en el baño del bus, a la primera simulación del beso, mucho menos lo haria en la siguiente oportunidad.

Y valla que las oportunidades aparecen, no me habia dado cuenta por el apuro y la emoción que nuestro bendito cuarto tenia baño y que por ser interno tenia una puerta sin seguro, mi madrina se dirigió a bañarse pidiendome antes la posta pues yo tambien me encontraba en los mismos ajetreos de querer bañarme a lo cual accedi. Prendi la televisión a fin de distraerme un tanto, pero no podia, el sonido de la regadera me aturdia, me imaginaba a mi madrina desnuda, bañandose y jabonandosé todo el cuerpo, mi mente volaba a mil sabiendo que a aquella mujer ya la habia visto semi desnuda, ya la habia besado intensamente y que aquel cuerpo ya lo habia acariaciado en la playa.

Mi excitación estaba a mil que empece a ver la manera de acercarme a mirarla, la verdad que mi imaginación por la excitación como que no me respondia, pero tenia que inventar algo, a lo que solo atine a decir: Madrina una consulta...la ducha tiene cortina? la verdad es que ya me orino y no aguanto mas.
No tiene hijo!!!, pero pasa por favor... que ocurrencia me pondré de espaldas no te preocupes, pero evita mirar por favor. A lo cual accedi pero no les puedo mentir mi corazón latia a mil de emoción por lo logrado, y abri la puerta lentamente y la miré sin descaro, ella se encontraba totalmente desnuda de espaldas efectivamente, les juro que por poco y me tiro encima de ella, fue tanta la impresión que me olvide a lo que iba. Leito que pasa no te escucho orinar no me digas que me estas mirando? Claro que no madrina como cree usted le conteste a lo que inmediatamente procedi a orinar, pero mientras lo hacia la apreciaba como se jabonaba su lindo cuerpo, la verdad que era un espectaculo de lujo ver como el agua se deslizaba por su espalda y terminaba en sus riquisimas nalgas, mi mirada no se desprendía de ella, estaba super excitado que cuando termine de orinar seguia observandola y cogiendome el pene el cual lo tenia reduro, cuando de pronto ella voltea y me dice: Que miras con tanta atención?, les juro que me puse de mil colores y no supe que decir, solo la mire a la cara y le dije Disculpeme madrina... Disculpeme!!! y sali del baño.

Me acoste en la cama pensando en el papelón que habia hecho por el simple hecho de mi calentura, que vergüenza, fue demasiado mi descaro y creí que esta acción mi madrina no me la perdonaría, pero tal fue mi sorpresa que ella al salir me dijo en tono sonriente: Leito esta vez no mires por favor si?, salió del baño envuelta con una pequeñisima toalla que mi corazón se puso a latir a mil al verla nuevamente, pues aquella toalla era pequeña y tapaba la verdad muy poco, solo atine a voltearme y mirar para el otro lado, no me habia percatado pero una de las ventanas reflejaba absolutamente todo, por lo que pude ver la mitad de sus nalgas y gran parte de su hermosa y bella vagina, les juro que solo atinaba a disimular que miraba la televisión, mi madrina se quito la toalla y comenzo a vestirse, se puso una bata de seda la cual le quedaba bastante corta, diría 6 o 7 dedos arriba de la rodilla, me imagino que se la puso porque era la ropa de dormir que usa diariamente. El verla con esa bata hizo que me olvidara del papelon del baño y comenzara a admirar nuevamente sus atributos, esos grandes pechos que lucia ya que estaba sin sostén, y que se veían deliciosos pegándose y queriendose escapar por ese amplio escote, así mismo esas piernas que se veian tan bien bronceadas, tan firmes y atractivas que mostraba al caminar. Ella comenzo a aplicarse unas cremas en las piernas mientras yo veía sus nalgas, que también se pegaban a la bata me imagino que porque no traía calzón.


No paso mucho tiempo antes que se despidiera la enfermera, anunciando su próxima ronda para la 1 de la madrugada. Sin más, tía Rosa se dirige a la cama no sin antes darme otro beso en la mejilla, y agradecer nuevamente lo que hacía por ella y por su hija. Se acostó, tapándose con una frazada, y no tardo mucho en quedarse dormida, eran muchas horas sin dormir las que llevaba, por lo que un sueño muy profundo la invadía. Esperé que pasara una hora, apagué el aire acondicionado para que no se sintiera frio y me acerque despacio a la cama donde dormía tía Rosa, dormía como una piedra, hasta se escuchaban leves ronquidos. Con cuidado la comencé a descubrir, despacito levante la frazada, despacio, haciéndola a un lado, hasta dejarla totalmente descubierta. No se movió en lo más mínimo, estaba en los brazos de Morfeo y yo queriendo tenerla en los míos. Dormía de lado, y como lo supuse, la bata no tapaba mucho, ni arriba, ni abajo, pude ver sus ricas piernas, y asomándome un poco, con la ayuda de la luz del celular, pude comprobar lo que antes había imaginado, no llevaba Calzón, podía ver sus nalgas y parte de su chochito. A todo esto mi miembro estaba bien parado, lo liberé de mi pants y salto como si tuviera un resorte, comencé a masajearlo. No era suficiente, quería mas, por lo que comencé a tocarla superficialmente, con mucho temor de despertarla, acaricié su cintura, poco a poco fui bajando hasta sus caderas, acaricie sus nalgas y regrese a su cintura, subí su bata para poder ver mejor sus piernas, con la punta de los dedos tomé la orilla de la bata y despacio la subí hasta, donde comenzaban sus nalgas, pude ver la orilla de su panochita, mi pene estaba que reventaba, me acorde de sus enormes pechos y me levante suavemente para ver por encima de ella, y vaya sorpresa, la bata estaba abierta permitiendo ver esos deliciosos pechos. Quería tirarme sobre ella, hacerla mía, mi cuerpo comenzó a temblar. Quise tocarle los pechos, pero en ese justo en ese momento hizo un movimiento para acomodarse, girando para quedar boca arriba. Yo me quede totalmente paralizado, mantuve la respiración, esperando alguna reacción, pero para mi suerte, seguía profundamente dormida, espere unos segundos y pude notar que casi habían quedado al aire sus pechos, con cuidado aparte la bata y por fin pude verlos totalmente descubiertos frente a mí, su pezón era delicado y se veía delicioso, mi excitación era inmensa, estaba feliz de haberme quedado esa noche y de estar admirando esos pechos tan ricos, suavemente puse mi palma sobre ellos, deslizándola suavemente, los apreté un poco, con cuidado de que no despertara, estaba a mil, quería cogérmela, no aguantaba mas. En eso vi la hora, eran casi la 1:00 am. Hora de la ronda de la enfermera, por lo que muy en contra de mi voluntad le cerré lentamente la bata, esperando poder continuar mi tarea a la salida de la enfermera, la tapé despacio, y guardé mi pene nuevamente esperando la anunciada visita. Puntual llegó la enfermera tocando suavemente la puerta. Abro despacio y entra para aplicarle una inyección a través del suero. Habiéndola aplicado y gracias a un descuido se le cae la bandeja metálica con utensilios, haciendo tremendo ruido y despertando a tía Rosa. Yo estaba furioso, había despertado a mi bella durmiente, mas hasta ese momento no sabía que más tarde tendría que agradecer ese descuido. De un salto se despertó exaltada por el ruido, preguntando qué pasaba, la tome contra mí, tranquilizándola, y explicándole lo que había pasado, a todo esto la enfermera apenada recogía prontamente sus utensilios. Ya más tranquila, Rosita le pregunta por su hija, respondiéndole la enfermera que seguía totalmente sedada, que ni ese, ni ningún ruido la despertaría. Ahhh, que me hubiera gustado sedar también a la mama!!! Después de haber recogido todo, la enfermera pidiendo disculpas y deseando buen descanso, sale de la habitación, nuevamente le echo llave a la puerta para poder tener privacidad. Me acerco a la cama con esperanza de continuar mi faena y me siento nuevamente junto a ella, recostando mi cabeza en la cama, cuando de repente siento su mano tocando mi cabeza, y escucho su voz, preguntándome si no quisiera acostarme, que de todas maneras Carmencita no se despertaría sino hasta la mañana, mientras me decía eso, con su mano me mostraba lugar en su cama, justo a su lado. (Estoy seguro que esa invitación no tenía ningún morbo de su parte). No podía creerlo, estaría en la misma cama, junto a ese par de ricas y enormes tetas. Inmediatamente me levante, apague la luz, Encendí el aire acondicionado con la intención de al tener frio poder pegarme a ella, Aprovechando la oscuridad del cuarto me quite la camisa, quedando solo en pants. Me subí a la cama, acomodándome junto a ella. Le pregunte si podíamos compartir la frazada y sin decir una palabra la levanto como para darme entrada, ni tardo, ni perezoso, me coloque bajo ella, en ese momento la abrace y me pegue a ella, recostando mi cabeza en su regazo, me volví a acomodar hasta hacerla sentir el bulto bajo mi pants, en ese momento su respiración cambió, comenzó a acelerarse y era más fuerte. Entonces le di un pequeño beso en la mejilla, luego otro más cercano a la boca, y después otro que alcanzo a rozar sus labios. Algo me decía que iba por buen camino, ya que no apartó su rostro, por lo que volví a besarla en la comisura de sus labios. Era ahora o nunca, así que el siguiente beso se lo di siempre en el mismo lugar, pero ahora sin despegarlos, deslice mis labios sobre los suyos, comencé a besarla suave y delicadamente, ella no abría su boca para recibir mis besos, por lo que comencé a acariciarla, no consiguiendo entrar en su boca. A esas alturas ya no había retroceso, tenía que conseguir lo que deseaba o morir en el intento, por lo que me atreví a más e introduje mi mano bajo su bata agarrando sus pechos, masajeándolos y apretándolos, fue ahí donde abrió un poco sus labios, permitiéndome chupárselos deliciosamente, poco a poco se iba entregando a mí, comenzó a besarme, ya no era solo recibir mis besos, sino que ella estaba besándome, comencé a bajar por su cuello, besándola, hasta encontrarme con esos pechos que salieron a recibirme al apartar la bata, los bese, los mame, los chupe como un hambriento, los había deseado tanto y ahora los tenía en mi boca, disfrute tanto esos pezones, con mi mano apretaba uno mientras me comía el otro, pero no soltaba ninguno, los gemidos de Tía Rosa me estaban matando (ella tiene un tono de voz bastante chillón, pero que provocaba unos gemidos deliciosos). Lo estaba disfrutando tanto o más que yo. Me dispuse a continuar mi descenso por lo que con mucha agilidad solté la laza que mantenía entrecerrada la bata, dando paso a mi rápido descenso, que creo nunca prescindió, en la complicidad de la oscuridad baje hasta su entrepierna y antes que pudiera evitarlo, me sumergí y comencé a comerle esa vulva y esos labios tan ricos, atine a escuchar cuando me decía que no, que no, que parara, pero su sexo ya estaba bastante húmedo, continúe chupándole su pucha rica hasta que volvieron los gemidos, y entonces sentí como abría por completo las piernas para dejarme hacer, le comencé a meter un dedo, abriendo sus labios vaginales y con la lengua jugueteaba con su clítoris, dándole cada cierto tiempo ricos lengüetazos que atravesaban por completo su vulva, esa rica vulva caliente. Continuando una y otra vez hasta que sentí como esos jugos se multiplicaban, al mismo tiempo que su cuerpo se arqueaba explotando en el más rico de los orgasmos. Era el momento, tenía que entrar dentro de ella, me bajé el pants y aprovechando que estaba totalmente abierta, me acomode entre sus piernas y comencé a penetrarla, estaba tan mojadita que rápidamente se deslizo mi pene en su interior. Comencé con movimientos un poco lentos, para ir acelerando cada vez más las embestidas, que cogida, no quería terminar sin antes lograr que ella terminara una vez más, por lo que comencé a controlar los movimientos, hasta que ella comenzó a jadear y a gemir más fuerte, llenando todo su interior con jugos vaginales, era un éxtasis, yo seguía cogiéndola con fuerzas, hasta que no aguante mas y terminé llenándola también con mi semen. Quedamos quietos por unos minutos, mientras recobraba fuerzas, comenzando a besar sus labios nuevamente, y volviendo a chupar una vez más esas ricas tetas, que me calentaban tanto, cobrando vida nuevamente mi miembro y decidido a explorar aun mas aquella deliciosa vagina, volví a penetrarla con la misma o mayor intensidad que al principio, llevando un ritmo acelerado, empujando con fuerza, como si la quisiera romper , le apretaba fuertemente los pechos, mientras la besaba, metiéndole mi lengua en busca de la suya, para terminar jugando entre ellas, logrando así provocar otro delicioso orgasmo con un sinfín de jadeos y gemidos, expulsando también muchos más fluidos, que provocaban mi pronta corrida, era algo genial, me detuve recostándome a un lado de ella, que estaba exhausta, al igual que yo, quedándonos así por unos minutos, hasta quedarnos dormidos. Como a las 4:30, desperté, creo que por las ganas de orinar, me dirigí al baño, mientras en mi mente recordaba lo que había sucedido. Al salir del baño, deje la luz encendida y dirigí mi mirada hacia Carmencita, la veo inerte, seguía durmiendo, pero esta vez no pude aguantar, me acerque a ella, no sin antes verificar que su mama durmiera como piedra, apartando la frazada, veo la bata como la que llevaba puesta su mama y la abro para dejar al aire esos pechos grandes, y deliciosos. Estaban más suaves y duritos que los de su mama, por el frio veo como se le paran rápidamente los pezones y ya no tuve fuerzas para detenerme, me abalance sobre ellos para chupárselos con tremenda pasión, se los mamaba, se los apretaba, mordisqueaba esos pezoncitos, era algo delicioso. Por ser casi la hora de la siguiente visita de la enfermera le arregle la baja, tapándola con la frazada, dejándola igual que antes y apagando la luz regrese a la cama, para despertar a Tía Rosa y sugerirle que se pusiera la bata que habíamos dejado a un lado cuando explotamos en pasión. Ella sin pronunciar palabra se vistió. Al llegar la enfermera, Salí no sin antes despedirme de la que ahora era mi amante, y descubrí en su rostro una sonrisa de complicidad. Posterior a ese encuentro seguimos disfrutando en los momentos en que Rosa se quedaba sola en casa, lo que para nosotros era nuestra experiencia inolvidable.


Mi madrina como me veia medio avergonzado me pregunto que queria hacer pues ya era de noche, bueno le dije que me habian comentado que las discos eran cheveres y pues si le gustaria ir a bailar a una disco que me habían recomendado por discreta y agradable. Ella se rió a mi invitación:-.¡Lo único que faltaría que nos viera algún conocido, yo bailando con mi ahijado en una discoteca...!Pero esta bien acepto.

Se puso una minifalda, y una blusa casi transparente, que dejaba ver su corpiño cubriendo sus hermosos senos. Pedimos unas bebidas, y comenzamos a bailar. Nos olvidamos del parentesco; en una pieza brasileña, yo bailaba con ella quien me daba la espalda y apoyaba su cabeza en mi hombro como esa mañana en la playa, y sentía su trasero, duro y ampuloso apretado contra mi vientre, y mi pene, durísimo, lo acomodé en la hendidura de sus nalgas, y bailamos así abrazados, hasta que le susurré:-.¡Madri... y si nos damos un beso...!

Sin decir nada, volvió su rostro y mi boca se adhirió a la suya, que estaba abierta, y que ricos besos que nos dimos, los de la mañana no fueron nada, por su ardiente voluptuosidad y pasión.

El baile fue algo enloquecedor: me frotaba contra ella, buscando las ocasiones para con los movimientos acomodarle bien mi pene entre sus nalgas, y lo peor o lo mejor para mí, era que ella gozaba con esto, y proyectaba hacia mí, su trasero, apretándolo contra mi vientre, buscando más intimidad en el roce, mientras tratábamos de besarnos en largos besos de lengua, húmedos, jadeantes.

Yo estaba a punto de acabar en mis pantalones, pero por suerte la música terminó, y en silencio, agitados, regresamos a nuestro sitio en el reservado; sentados muy juntos, nos miramos, y envalentonado por su hermosura, la noche y el deseo que me invadía, rodee sus hombros con un brazo y la atraje hacia mí. Cerró los ojos cuando mi boca buscó la suya, y con un largo suspiro se abandonó. Mi otra mano se posó sobre su vientre, sobre la corta falda, y cuando hurgué entre sus muslos, mi madrina los separó y pude alcanzarle el sexo que estaba empapado; de allí, temeroso de que se molestara, subí en mi caricia, y le abarqué una teta, ahora por debajo de la blusa.-. ¡Miguelito, por favor, no sigas...! ¡Por favor ya no...!

Sentí su angustia, y obedecí; no podíamos separar nuestras bocas, y ya casi no podíamos respirar bien, cuando mi mano se posó en su pequeño pie, calzado con unas preciosas sandalias blancas de tirillas, tipo pulsera, y comencé largas caricias, ella suspiraba, sentía sus estremecimientos, jadeaba de deseo mal contenido, y poco a poco volvía a ascender, llegué con mi mano a la tersura de sus muslos, y nuevamente alcancé su vulva, y la acaricie, sin atreverme a llegar más lejos, aunque estaba loco por meterle los dedos.

Esa noche, al acostarnos, ella vestía un camisón muy sensual, y le dije que yo dormiría en el sofá de la habitación.-.¡No seas tonto... dormiremos juntos...! ¿Acaso no recuerdas cuando te hacia dormir?

Entre nosotros no puede haber nada malo.-.¿Y si lo hubiese? -mi pregunta se escapó y la vi sonrojarse:-.Entonces no te permitiría dormir conmigo... pero no hay cuidado... De lo cual yo no estaba muy seguro.

Calculen lo que pasaba por mi mente: yo era joven y ardiente, tenía a mi disposición casi, a una mujer sumamente bella, muy sensual y cariñosa, y durante la mañana la había besado apasionadamente y manoseado sus pechos; durante el baile, no había sido mi madre, sino una ardiente compañera; en ese momento de acostarnos, mi pene era una madera de duro y grande; ella se pegó contra mi cuerpo, y me atreví a pasar un brazo debajo de su cabeza, sin oposición, y de común acuerdo, nos acercamos el uno al otro acostados de lado; fue una especie de acuerdo tácito, cuando nuestras bocas se encontraron, y durante largos minutos, nuestras lenguas se buscaron jadeantes, se enroscaban una contra la otra, lamía sus encías y mi pene se acomodó a lo largo de su vientre; ella suspiraba entre jadeos, pero no sucedió nada más, excepto que yo tuve un orgasmo y le empapé el camisón.

Al día siguiente, durante el desayuno, nos mirábamos como amantes, enamorados y cariñosos. Tome su mano por encima de la mesa, y nuestros dedos se entrelazaron, mientras ella se ruborizaba una y otra vez. Después, durante el baño en el mar, se repitió lo del día anterior, pero esta vez, dejé uno de sus senos libres, y bajé la mano hasta su vulva, y con un estremecimiento, su lengua enredada en la mía, permitió que yo le acariciase su sexo.

Esa noche, nos preparamos para la comedia: se puso un baby doll rosado, pero cuando se tendió en la cama, se quitó el calzón del mismo, y con las piernas apretadas, ruborizada, los ojos que no se quitaban de los míos, esperó que yo me desnudase, y luego, esperamos estrechamente abrazados, pero yo temía que el individuo descargase su rabia con un escándalo o peor; dio un salto asustada cuando el teléfono de la conserjería avisó, y con un grito me dijo apremiante:

-.¡Pronto, acuéstate encima mío y haz que me estás penetrando...!

Así lo hice: ella separó sus bellísimas piernas, y me acomodé entre ellas, y mi pene, duro y grueso, se acomodó contra su vulva desnuda y húmeda, a lo largo de la misma, quedando entre sus labios como dentro de un estuche caliente y húmedo. Nuestras bocas se pegaron, en un beso ardiente, y comencé a moverme con los movimientos de coito, como si estuviese dentro de ella: se sintió abrir una puerta, (habíamos dejado un velador encendido que apenas iluminaba la escena), enseguida unas palabras soeces, pasos rápidos, y un portazo de salida: todo había concluido para mi madrina.

Pero algo sucedió: no me aparté de ella, y seguía moviéndome encima de ella, frotando mi pene contra la entrada de su vientre; mi boca seguía pegada a la de ella, y vi que cerraba los ojos dulcemente.

Entonces, loco de amor y de lujuria, elevé mis caderas, y suavemente, le apoyé el glande en la entrada de su vagina; no dijo nada, su boca seguía ardientemente adherida a la mía, y jadeaba, no trató de cerrar las piernas, y como no protestó al sentir mi glande entre los labios de la vulva, empujé, mi pija, dura como un palo, caliente como el fuego, le entró totalmente en la concha, arrancando de su boca un largo gemido de pasión.

Fue una locura: ¡me estaba cogiendo a mi tía! No me importó y a ella tampoco: elevó sus piernas desnudas, y me rodeó mis caderas con ellas, en un abrazo de intensa lujuria. Yo comencé a moverme de arriba a abajo, entrando y retirando casi mi miembro de su vientre, y ella, gimiendo, me acompañaba en su delirante entrega. Emitió un largo y apasionado gemido cuando mi semen inundó su vagina, caliente y abundante, y comenzó a moverse enloquecida acompañando mis espasmos de pasión. Fue en realidad nuestra noche de bodas, y a la mañana, empapados de semen y flujo, nos despertamos asombrados recuerdo.

-.¿Que hemos hecho? ¡Eres mi ahijado...! ¡Soy tu Tía...! -murmuró temerosa. No la dejé que pensara más sino que me tendí encima, busqué su vulva con mi miembro nuevamente duro, y se lo metí, haciéndola olvidar sus temores. Entonces, su entrega fue total, y se transformó en una ardiente y deliciosa amante. Terminamos exhaustos; se acostó a mi lado y me miró pensativa.

-.¿Que ocurre madrina...? ¿Estás disgustada conmigo...?-.No Leo... solamente pensaba en lo amoroso y apasionado que eres... y tengo que confesarte, que creo estoy enamorada de ti... como una jovencita... como una novia.- .Madrina... -respondí emocionado: -Yo también estoy locamente enamorado de ti... y eso me asusta un poco.-. ¿Por qué amor mío...?-.Porque eres la hermana de mi madre, porque te amo como a mujer, porque soy tu ahijado, y porque me enamoré de ti...Enrojeció de placer. Me besó largamente en la boca, y su mano buscó y cogió entre sus suaves dedos mi pene endurecido nuevamente, y murmuró mientras me la acariciaba:-.Cógeme otra vez, amor mío... y olvidémonos de todo... somos ahora marido y mujer... -y agregó mientras se trepaba encima de mí, buscando meterse mi pene: -soy tu mujercita, mi amor... soy tuya ahora y siempre... ¡Ahhhh...! -estaba totalmente empalada con mi carne, y cayó sobre mi pecho moviéndose lúbricamente, mientras yo lanzaba dentro de su ardiente vagina, un chorro de caliente semen que le inundó el vientre. Cuando nos dormimos, ella encima de mí, aun tenía dentro de su vagina, mi pene casi tan duro como al principio.

Al día siguiente emprendimos el regreso, pero a medio camino nos detuvimos a dormir en un Bungalow, y tuvimos otra noche inenarrable.

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